Es claro que con la aprobación de la Ley 9697, queda demostrado que han violentado derechos constitucionales y se ha pisoteado la justicia social, al no apegarse a los principios doctrinarios de la seguridad social. Lo lamentable, es que esa Ley se aprueba producto de una serie de mentiras, resentimientos y hasta envidia, de muchos periódicos que circulan en el país, y que los “padres” de nuestra patria, haciendo eco de ello y demostrando la incapacidad, ignorancia y según ellos de buena fe; ni tan siquiera les importó que están dejando en una situación socioeconómica díficil a un grupo de personas, que hay que decirlo, no es cualquier grupo, todos los que los conforman han demostrado, no solo ser ciudadanos de bien, sino que han aportado al desarrollo del país en el ámbito económico, social, cultural, artístico, científico, educacional, entre otros.
Esto debe ser un principio fundamental para saber que lo que hicieron los diputados con esa Ley, es desconocer totalmente quiénes conforman tan selecto grupo, -y no me voy a referir cómo que este grupo es privilegiado, porque se puede malinterpretar, ya que el privilegio es para el país haber contado con tan valiosas personas-, porque a ninguna de las personas que lo conforman, se les ha regalado nada, todo ha sido producto del esfuerzo que cada uno hizo para llegar dónde llegó y tener lo que tiene. Gracias a muchos de grandes y visionarios gobernantes, vivimos en un país de oportunidades para estudiar y llegar ser un profesional, sin embargo, muchos no las aprovechan por vagancia, pereza o desidia. Aquí hago el paréntesis para señalar que los neoliberales de este país quieren desmantelar lo que en materia de educación se tiene, con el fin de tener un pueblo más sumiso y menos pensante.
Sobre lo dicho, resumo que este grupo es el que ha perfilado el país que tenemos y que ahora quieren perjudicar y que atacan constantemente, ¡¡¡¡¡que ironía!!!!!, todo lo anterior por medio de políticas neoliberales que día con día se escucha quieren implementar, y lo más grave es que la mayoría cuentan con la venia de un gobierno que hace rato perdió el norte.
Para justificar la atrocidad llevada a cabo, uno del montón de argumentos falaces y sin sentido, que esgrimieron, los diputados, para la aprobación de tan nefasta Ley, fue que a los “pensionados de lujo” hay que quitarles para darles a los pobres ancianos que no tienen, aquí la imaginación y estupidez fue infinita. Lamentablemente sobre este tema hay que decir algunas verdades que pueden causar roncha, pero la verdad debe prevalecer aunque a veces no agrade; es cierto, somos un país con cosas demasiado buenas y consolidadas como nuestra justicia social, y me refiero a que tenemos un sistema de salud casi único en el mundo, pues es un sistema solidario y universal, también se cuenta con programas sociales que ayudan a que muchas personas, que efectivamente no han podido, salir adelante, sin embargo, muchos de estos programas funcionan de la misma forma o sea duplican gestiones, lo que provoca una asignación ineficiente de recursos, que de todos modos nuestro sentimiento patriótico y nuestro acervo cultural lo permite, porque difícilmente nos vamos a oponer a la ayuda. A pesar de ello, todos quienes realmente queremos este país hemos sido responsables de pagar nuestros impuestos y a veces hasta más. ¿Cómo se explica que durante muchos años se aplicó rebajos mensuales a los salarios que iban conformar el monto final del impuesto sobre el salario que se debía pagar, y si cuando, al final del periodo fiscal, se hacía la declaración de la renta quedaban montos a favor, éstos nunca se devolvían, ni un céntimo y peor aún, ni tan siquiera pasaban a formar un crédito para el año fiscal siguiente.
Este grupo de personas, las hoy estigmatizadas, aportaron en su vida laboral ¡como debe ser! Y continúan haciéndolo como pensionadas. Cosa que los neoliberales no lo han hecho y no lo siguen haciendo. Estos últimos , se han distinguido por aprovecharse de las leyes de este país para evadir, eludir y no pagar las cargas sociales de sus empleados, y cuando el país anda bien en términos económicos, es cuando más hacen su agosto, o sea la “empresa privada produce libertad” como alguna vez fue su eslogan, pero en época de crisis, son los pobrecitos y andan viendo cómo se socializa la miseria; esconden sus riquezas producto de la explotación que le han venido haciendo al proletariado y de las oportunidades que les brindó el país en general, para contar con toda la riqueza que acumulan.
Quienes han sido personas asalariadas no han tenido escape, no había opción de evadir ni eludir, no había forma de dejar de pagar las cargas sociales, no había forma de dejar de pagar compromisos económicos de diferente índole, pero de haberlo hecho, en un proceso judicial lo “pescaban”, entonces siempre se estuvo en regla, y respetando las leyes como se debe, comportándose como ciudadanos de primera categoría.
Retomando tan delicado tema, ¿Qué pasa con nuestros ancianos? Nadie puede evitar llegar a viejo; partiendo de esta premisa, obligadamente es responsabilidad de cada individuo prepararse para cuando llegue el inevitable momento. Por lo tanto, no se vale que cuando se está en la plenitud de la vida y hasta con grandes ganancias y riqueza, una persona quede fuera de la formalidad, simplemente porque no lo ve necesario, o peor aún, para evitar ver reducidos sus ingresos. ¿Qué pasa entonces cuando esa persona llega a su ancianidad sin haber aportado para tener una pensión digna? De manera no tenga ni tan siquiera para comer, tener abrigo, techo y demás, ¿SERÍA JUSTO VOLTEAR A VER QUIÉN LE AYUDA? Por humanidad habrá que hacerlo, pero por derecho y justicia no se lo mecería, ya que esa persona cuando estuvo en su todo “se lo echó encima”, los únicos impuestos que no pudo evitar fueron los indirectos, no aportó nada más que a la productividad del país, pero no a los programas sociales que algún día le podrían ayudar, porque si hubiera pagado sus cargas sociales, gozaría de una pensión del régimen básico general del país, desgraciadamente eso no muere ahí, porque hay cientos de miles de costarricenses que al abandonar sus estudios se dedican a delinquir y hacer daños, siendo la situación más gravosa porque algún día serán ancianos y estarán en una situación precaria y para ayudarle, no deberá cumplir requisito más que su ancianidad, porque su pasado no será valorado, situación que es muy diferente con tan selecto grupo de pensionados. Así cómo se exigen requisitos y condiciones para acceder a una pensión, lo que éticamente debería preguntarse es ¿qué pasó con su vida?, ¿qué hizo?, ¿cómo llegó a la ancianidad?; claro está, que no es lo mismo una ama de casa que crío hijos, los educó y fueron personas de bien, a otras que con posibilidades de aportar en su vida laboral se hacen de la vista gorda, pero cuando ya no tienen, nada más fácil que buscar quién le da.
Ese argumento, tan vano y trillado que utilizaron los diputados, de quitar para dar, ni tan siquiera llega al concepto del dicho: “desnudar un santo para vestir a otro”, porque al santo que se está desvistiendo, y dejándolo en la miseria, no es cualquier ciudadano, ya que es un ciudadano que ha aportado, educado, desarrollado y formado este país. Dejar de reconocer el esfuerzo contributivo que este grupo hizo para alcanzar pensionarse, viola los principios de la seguridad social, además, el problema no fue creado por estos contribuyentes, lo crearon y alimentaron los gobiernos de turno, hasta llegar al día de hoy que impulsados por la Teoría del edificio de las ventanas rotas, han provocado que muchos de estos pensionados pasen a ser pobres, porque ni tan siquiera les va alcanzar para comer, menos para pagar sus deudas, las cuales fueron contraídas bajo un ingreso que jamás se esperó se disminuyera hasta en más de un 100% del el líquido de la pensión. Aquí es cuando uno se pregunta, y qué pasó con la responsabilidad y reconocimiento tácito de la deuda con el Magisterio, que en el año 1999 hizo el gobierno, al aprobarse en la Ley 7946 lo siguiente:
Artículo 115: Garantía de Pago
El Estado garantiza el pago de los derechos otorgados y los que se lleguen a otorgar en el Régimen Transitorio de Reparto de acuerdo con esta ley.
Así adicionado por el artículo 2 de la Ley No. 7946 del 18 de noviembre de 1999.
Siendo así, toda persona tuvo asegurado que le iban a pagar su monto de pensión, yo diría que para decidir pensionarse esto viene siendo la piedra angular, nadie va a tomar una decisión tan importante quedando en una situación de riesgo, nadie va a comprometer sus ingresos a sabiendas que en el momento menos pensado se van a reducir, eso viola los principios de la seguridad social, las pensiones no pueden ser menos que suficientes, y con esta trasnochada ley está dejando un selecto grupo de nobles costarricense que por voluntad y vocación se dedicaron a la educación, porque la gran mayoría con la preparación que tuvo, prefirió quedarse impartiendo lecciones y que salir al mercado y acumular riquezas que en estos momentos estaría disfrutando y muriendo de angustia por los momentos que les espera.
No me explico cómo se nombró el Director Nacional de Pensiones, casi viene siendo cómo nombraron la superintendente de pensiones, son personas que sus argumentos ni tan siquiera se acercan a lo que establece la seguridad social, lamentablemente el Director antepone principios neoliberalistas y no de seguridad social, cuando manifiesta que todos los pensionados tienen que recibir cómo pensión máxima la que otorga la Caja, está desconociendo el esfuerzo contributivo que este grupo realizó durante toda su vida laboral y que todavía lo viene haciendo, los pensionados de la Caja no pagan ni seguro de enfermedad ni siguen cotizando, es por ello que querer igualar las condiciones del régimen del Magisterio con el de la Caja, es una bofetada con el mensaje, de nada te sirvió lo bien que lo hizo, eso fue antes, ahora las cosas cambiaron y lo hacemos como nos da la gana, sin respetar ningún derecho ni condición. Así es cómo se están haciendo muchas cosas en este país, se puede decir que están adoptando políticas que profesan los libertarios, estamos perdiendo nuestro Estado social y de derecho, para llevarlo a un Estado casi que totalitario.
Es tal la incapacidad que se presenta en nuestra Asamblea Legislativa, que en forma orquestada por la prensa vendida, se proponían atacar aquellos montos de pensiones de cierto monto, que desgraciadamente para este grupo parece que son sus representantes, ya que sólo por esos cuatro gatos, la prensa hace todo un despliegue de argumentos, cómo si todos recibieran tales montos, pero para la sorpresa de los señores diputados, tales personas verán su líquido de pensión aumentado en forma importante, en resumen la ley perjudica a muchos nobles costarricenses, y a aquellos que habían apuntado todas sus armas, serán favorecidos. ¡Qué ironía!, me parece que las cosas tienen que volver a cómo estaban.
Además, ¿quién dice que el monto por rebajar es el que corresponde o es el justo? En ningún lado está demostrado cuál es, y seguramente muchos pensionados que conforman ese grupo estarían dispuestos a aportar, por la calidad de personas que son y por su grado de solidaridad, pero que el aporte sea razonable y no desproporcionado y arbitrario, como ha resultado ser, sacado de una mente enfermiza que no comprende que este país debe sentirse orgullo de contar con ese lujoso grupo, además, por qué este grupo debe pagar pensiones del régimen no contributivo, si ni tan siquiera los ricos de este país pagan lo que deben pagar.
Para finalizar, el irrespeto y poco reconocimiento que se le hace a este grupo de personas afectadas, obedece a la poca escolaridad que reina en la Asamblea Legislativa, que, al aplicar Teorías de las ventanas rotas, no ha de sorprender otras tonteras con las que vayan a salir.
Al referirme a los ancianos, vuelvo a señalar que hay ancianos de ancianos, pero si bien es cierto que ante los ojos de Dios todos somos iguales “¡no todos van al cielo!”.